El jefe “duro” ¿Es usted uno de ellos?
¿Cómo un jefe aprende a serlo? A pesar de que en los últimos 25 años las empresas, universidades y empresas de capacitación han tratado, de una u otra manera, de sistematizar lo que se conoce como “Escuelas de liderazgo”, la verdad de las cosas es que la mayoría de la gente le dan puestos de responsabilidad sin haber tenido ningún tipo de formación al respecto.
Y, en estas circunstancias, ¿qué pasa? Que la gente va aplicando sus técnicas de dirigir personas al tanteo, y muchas veces aplica los métodos y conductas de los jefes que esta persona ha tenido en su vida; aunque algunas de esas actitudes le hayan dañado o desmotivado. A fin de cuentas, es lo que conoce. Y, entonces, ¿en qué se convierte?
1.
Regaña
en público. El
colaborador deja de poner atención en los motivos del regaño, ya que se siente
humillado delante de sus compañeros. AL final, no sólo no se cumplió con la
idea del regaño, sino que ahora se tiene un colaborador resentido y
desmotivado.
2.
Arranques
explosivos. Pareciera
que hay un manual que dijera que un jefe debe explotar frente a su gente y
gritarles de vez en vez, para mantenerlos a raya. AL final, esos gritos pierden
efectividad, ya que no espantan a nadie.
3.
Se
refugia en el “Olimpo”.
El tipo de jefe que piensa que las reglas de la organización no aplican para el
o ella. NO necesita tomar cursos, porque lo sabe todo, puede llegar tarde, o
tomar tres horas para comer, o no regresar después de la comida, entre muchas
otras cosas. Ya está en otro plano del de los simples mortales.
4.
Se
vuelve arrogante.
Como ya es parte del Olimpo, se permite menospreciar y humillar a otras, con
comentarios hirientes o pasivo-agresivos.
5.
Dispone
del tiempo de los demás.
No trabajan para el o ella… le pertenecen: incluso, para “hacerle favores
personales” que nada tienen que ver con sus funciones. El horario laboral es
sólo una “sugerencia” y para demostrar su poder, muchos de esos encargos serán
fuera del horario laboral o justo antes de finalizar dicho horario, para que se
quede más tiempo.
6.
Nunca
reconoce un buen trabajo.
“Para eso se les paga”. Pero en el momento que ven un mal desempeño, no dudan
en caer con toda la rudeza, innecesaria en la mayoría de las veces.
El problema es el resultado para las empresas y los colaboradores de las mismas. Un estudio de Future For Work Institute analiza la decisión de renunciar. El documento refleja que tres de cada cuatro empleados dejan su puesto de trabajo por causas que tienen que ver con su jefe directo o su desarrollo profesional. Más del 90% de las renuncias en las organizaciones se deben a factores sobre los que la empresa podría haber actuado.
En otras palabras, los malos jefes son los responsables de la mayoría de las renuncias en las organizaciones. Y eso cuesta. Mucho. Se calcula que la curva de aprendizaje cuesta a la empresa el equivalente de un año de salario. La rotación en las empresas es, por mucho, uno de los principales problemas.
Muchas veces, en pláticas con el propietario el director de RRHH, nos dicen algo como lo siguiente: “Es que no sé que pasó, era el mejor vende3dor que teníamos, y por eso le ofrecimos ser el gerente de ventas…” Lo que pasó es que perdieron a su mejor vendedor y ganaron un pésimo gerente. Las habilidades de dirección de personal no son las mismas que las de un operativo o un vendedor. Es necesaria la capacitación para manejar personal antes que la persona tenga el puesto, porque muchas veces el daño hecho ya no se puede resarcir.
Las empresas suelen
culpar a la gente de la alta rotación, cuando, en realidad, la culpa es de la
gente que está a su cargo. Y, usted, ¿es un jefe duro?
Comentarios
Publicar un comentario