El poder: Mitos y verdades

 


Desde que vivo fuera del país, estoy suscrito a un par de podcast y algunos canales de youtube para mantenerme informado de lo que pasa en México. Hace un par de días, oía un podcast en donde hacían una reseña de los recientes acontecimientos en la política mexicana. En un punto de la discusión, uno de los locutores dijo “Es que todo poder corrompe; pero el poder absoluto corrompe absolutamente”, y con eso trataba de justificar el actuar presidencial y de otros políticos. Dicha afirmación me molestó. No sólo me pareció simplista, sino también una de esas frases hechas que la gente da por ciertas, sin objetar.

¿Es, de verdad, que el poder corrompe?... ¿Por sí sólo? ¿No es culpa de la persona, sino del poder?... ¿Siempre?

No cabe duda de que el tema del poder es otra de las grandes cuestiones que han atraído la atención de los estudiosos de todos los tiempos. Y los sucesos históricos del siglo pasado, con dos guerras mundiales, con la descolonización de las viejas posesiones de las potencias tradicionales, con la aparición de figuras tan contradictorias y discutidas como Hitler, Gandhi, Stalin o Churchill, con la caída repentina y tan esperada de la férrea estructura soviética, y ya en el amanecer del siglo XXI los ataques terroristas en el corazón mismo de Europa y Estados Unidos, han puesto todavía más al rojo vivo el interés por entender mejor la esencia y manejo del poder.

En las últimas décadas, en el ámbito político e incluso el empresarial se han visto impregnados por un rechazo del poder. Los sindicatos, partidos políticos, intelectuales y organismos no gubernamentales han escenificado una dura batalla contra el poder (claro, cuando no son ellos los que lo detentan). Hay que atacar al poder en nombre de la democracia, de la autorrealización, del derecho a la espontaneidad, de la defensa del proletariado, o de lo que sea. El caso es que el poder tiene mala fama. Según la tesis de Ortega y Gasset, “la masa se rebela a ser manejada”.

Pero, a pesar de todo, el poder será siempre el omnipresente en la marcha de cualquier sociedad. Podríamos decir que el poder es la capacidad o habilidad de hacer que se hagan las cosas, de ejercer control sobre gente, acontecimientos, situaciones y sobre usted mismo. El poder es una herramienta.

Si un sujeto toma un martillo y con él asesina a su esposa, no podríamos condenar al martillo. El martillo es una herramienta y depende de quién lo maneje y para qué será el resultado que obtengamos. Pues lo mismo ocurre con el poder. No es bueno ni malo. No es moral ni inmoral. No es ético ni antiético. El poder es una herramienta. Nada más.

 Por ello resulta imprescindible entender los orígenes de los distintos tipos y variaciones de poder si queremos entender uno de los puntos focales de las relaciones humanas, tanto en nuestra vida privada como profesional; porque el poder es justamente la respuesta al conocido aforismo que nos habla que del dicho al hecho hay mucho trecho: Ciertamente, entre el decir y el hacer está el poder.

 El poder es, entonces, el transporte a otro destino. Necesitamos del poder para protegernos y asegurar que tenemos un sentido de dominio sobre nuestras propias vidas.

 Usted dispone de poder. No importa que desventajosa pudiera parecer la situación en un momento determinado o que tan alto rango tenga la persona con quien trate. Úselo sensatamente para cumplir sus objetivos.

 Cuando la gente de nuestra sociedad piensa que, como individuos, no pueden hacer nada, y es malo para todos. Gente “impotente” se convierte en indiferente y arroja la toalla, lo que significa que los demás tienen que soportar la carga en sus espaldas, o volverse hostiles y entonces tratar de destruir un sistema que no pueden comprender y que no creen que puedan controlar. Esta actitud está generalizada en el mundo actual. Ocurrió en la Grecia de la decadencia, en Roma y en toda civilización que se va cuesta abajo.

 Usted tiene el poder que percibe que tiene. Dentro de lo razonable, usted puede hacer lo que quiera si es consciente de sus opciones; si prueba sus posibilidades, si se arriesga de forma calculada y basado en una sólida información; y si cree que tiene poder.

La fórmula es risiblemente simple: Crea firmemente que tiene poder y usted hará que los demás perciban una imagen de confianza en sí mismo. El poder comienza con usted mismo.

 El poder no es uno e indivisible, tiene diversas caras que podemos utilizar dependiendo de la situación en que nos encontremos. En próximas entregas, iremos analizando, a manera de muestra, tres o cuatro tipos de poder diferentes. En mi libro “El libro rojo de la negociación”, exponemos 21 diferentes tipos de poder; pero nos tomaría 6 meses sólo hablar de poder.

 

Para ahondar más en el tema del poder: “El libro rojo de la negociación” o “El arte del éxito y el poder del liderazgo”. Pedidos para libros electrónicos o en papel; ventas@expertumcapacitacion.com

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