La comunicación efectiva




La raiz de una buena parte de los problemas en las organizaciones hoy en día es la mala comunicación.

El éxito de una comunicación depende de si consigue el resultado pretendido. El propósito de la comunicación, como el de cualquier comportamiento, es el de llevar a efecto un resultado, como es el de pasar información, advertir, entretener, alentar, o lo que sea.

Cualquiera que sea la forma que tome la comunicación en términos del mensaje o el medio, y cualquiera que sea la sofisticación del comportamiento, no será efectiva si no cumple el resultado deseado. Y a la inversa, una “comunicación” que cumple su objetivo –incluso sin palabras, o sin un mensaje reconocible– es efectiva.

El actual presidente de México es ampliamente criticado por lo que él llama "las mañaneras". Un show matutino de lunes a viernes donde se ha visto de todo: desde canciones, pasando por videos de youtube o tik tok y sobre todo, muchas; pero muchas mentiras. La gente que no enmtiende el porqué de las mentiras descaradas y el for,mato de todo el asunto pierde de vista la razón de las mañaneras. El mensaje no es para todos los mexicanos: es para su base. Para el voto duro de Morena. Ellos si van a creer y seguir el mensaje de las mañaneras. El presidente podrá cometer errores de dicción. La encargada de la sección tiene problemas para leer su "sección" y; sin embargo, la comunicación es efectiva. El sentido de la comunicación está en la respuesta que produce. Y, en este caso, de lo que produce en su público meta.

Un discurso del director que produce escepticismo e ira no es efectivo si su intención era la de tranquilizar al personal y elevar la moral, por pulidos que sean los medios audiovisuales y por escogidas que estén las palabras.

Similarmente, si está haciendo a alguien una seria advertencia, y esa persona se la toma jocosamente o a la ligera, ha fracasado en su comunicación. Maldecir su actitud, o incluso su inteligencia, no hará que su comunicación tenga mayor éxito.

Todos comunicamos todo el tiempo, mayormente de forma no verbal. El suspiro o la sonrisa más ligeros, incluso el ángulo de nuestro cuerpo, son todos comunicación, cualquiera que sea su intención consciente.

Saber el efecto de las diferentes formas de comunicación es una poderosa herramienta para cualquiera que desee manejar gente.

La comunicación es esencial en nuestras vidas. Como dijimos anteriormente, comunicamos todo el tiempo, hablemos o no hablemos, lo queramos o no, y en el campo educativo aún más, puesto que el acto didáctico es un acto comunicativo.

Hay dos factores que debemos tener presentes en la comunicación:

 

  1. La atención total del ser humano sólo dura siete minutos. Si no hay un cambio de estímulo, en 20 minutos la atención será nula. El docente con niños de kínder sabe bien de eso, ya que los niños de esa edad no tienen reparo en dar a notar que están aburridos o que perdieron el interés. Pero este mismo caso pasa con los adultos. Una cosa es que tengan cara de interés y otra muy distinta es que realmente estén interesados.

 

  1. La retentiva del ser humano es limitada. Mientras más edad, más limitada. Pensemos en la retentiva como en una vasija. Esta vasija se va llenando: La educación que nos dieron, nuestras experiencias con sus consiguientes prejuicios y paradigmas, los problemas y ocupaciones de la vida cotidiana, en fin. Si tenemos suerte, tenemos un pequeño espacio para recibir un mensaje. Cuando alguien recibe un mensaje con una duración de 10 minutos, el prometió de retención es de sólo un cinco por ciento. Mientras más corto el mensaje, la retentiva se potencia.

Todos conocemos los elementos básicos del proceso de comunicación, que consiste en un emisor, un receptor, un mensaje que circula por un canal bajo un código y sometido a ciertos “ruidos”. En teoría, no debería ser difícil dar un mensaje con intencionalidad comunicativa; pero, de acuerdo con el arco de la distorsión, desde lo que uno desea comunicar hasta lo que el receptor recibe, hay un abismo.

Por ello, es necesario tener presentes algunos consejos para mejorar nuestra comunicación:


  • Tener presente que cuando estamos de cara a una persona o un grupo, sólo el 7% viene de las palabras, 38%, es el tono de voz, es decir, cómo decimos esas palabras y el 55% es lenguaje corporal. Si hay discordancia entre alguno de estos elementos, es muy probable que lo que queramos decir será mal interpretado o que no nos tomarán en serio.
  • Escuchar con atención a los demás, emitiendo mensajes comunicativos que les hagan ver que les estamos escuchando e intentamos entenderles.
  • Intentar ser empático, en el sentido de ponerse en lugar del otro, de intentar entender sus motivaciones, opiniones y reacciones; aunque no las compartamos.
  • Ponderar las consecuencias de nuestras frases.
  • Estudiar si es el momento de decir lo que queremos decir.
  • No utilizar palabras peyorativas o denigrantes.
  • No asumir que entendieron lo que quisimos decir. Asegúrese de decir y no de dar a entender.
  • Analizar siempre la audiencia a la que nos dirigimos y adecuar nuestro mensaje a los destinatarios del mismo.
  • No se adelante a la persona que está hablando, asegúrese de escuchar todo el mensaje con atención.
  • Cualquier mensaje, oral u escrito, debe contar con cuatro cualidades. Todos nuestros mensajes deben ser: Claros, sencillos, concisos y de buen gusto.


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