Errores y actitudes que bloquean el avance laboral. Parte 5: Destacar demasiado

 


Decidí dejar este error al final de la serie, por ser el más polémico, ya que se opone a todo lo que nos dijeron desde niños.

¿Qué ocurre cuando alguien llega a un entorno laboral y da el 100%; pero la gente de ese entorno está acostumbrada a dar el 20%? Según lo que nos han dicho nuestros padres o nuestros maestros, deberían ser los primeros en escalar a altos puestos, en ser reconocidos y felicitados, en ser las nuevas “estrellas” de la empresa o institución.

Si usted, amable lector, es joven universitario, quizá ingenuamente piense que así será; pero si usted ya lleva algunos años… más de diez, digamos, en el mercado laboral, probablemente esboce una amarga sonrisa. Yo mismo en mi primera década en el mercado laboral era un convencido de que había que dar el 100%, sin importar el entorno y que mis descalabros sólo se debían a que mis jefes eran obtusos y de visión corta; pero que en el próximo trabajo, encontraría un entorno que supiera apreciar mis esfuerzos y conocimientos… sólo después de que decidí estudiar a personas destacadas y exitosas, así como a grandes teóricos en este sentido, y observar con este lente las empresas y sus relaciones, me di cuenta de mi error, y entonces mi realidad laboral se volvió brillante y con muchos mejores resultados.

Volvamos al ejemplo del párrafo anterior. Cuando una persona llega a un entorno donde la gente da el 20% y él da el 100%, éste último terminará aplastado en el mejor de los casos, o antes del año saldrá de la empresa… despedido. ¿Injusto? Sí. Pero la realidad y las relaciones humanas son así. En primer lugar, la gente del mismo nivel de éste entusiasta, empezará a hablar mal de él y a conspirar en su contra, porque la excelencia del primero los hacer ver mal a ellos. Las trampas y los chismes no se harán esperar. En segundo lugar, y no es menos frecuente, es que el superior inmediato se sentirá inseguro, ya que verá peligrar su propio puesto y terminará por aplastarlo de una u otra manera.

Hoy en día, nos guste o no, el mundo gira en torno del poder y de la habilidad política. La gente piensa que la habilidad política es una cuestión sucia, que sólo corresponde a los políticos de profesión; pero es un error muy grave pensar así. Ya sea una empresa privada, una institución gubernamental o en la política tal y como la conocemos, los métodos son los mismos. Sólo los ingenuos piensan que no es así.

Si usted llega a un lugar donde la gente da el 40% de lo que puede dar, dé usted el 60%. Suficiente para destacar; pero no demasiado para que sus iguales le ataquen y su jefe se sienta inseguro. Si llega a un entorno donde la gente da el 80%, tendrá que dar el 100. Siempre un poco más que los demás; pero no demasiado, porque entonces tendrá más enemigos de los que es capaz de manejar.

A pesar de que el consejo es no destacar demasiado, es necesario también que se haga notar. Usted no tiene ninguna posibilidad de ascender si su jefe no lo distingue entre los demás. A veces, el principio es cuestión de hacerse ver, en el sentido literal. Preste atención a su aspecto físico y luego encuentre la forma de crear un estilo y una imagen distintivos. Vístase siempre un poco mejor que los demás.

Pero, ojo: No sea ostentoso. Nunca es bueno alabarse uno mismo. Aquellos que se auto-alaban o sólo hablan de sí mismos, terminan provocando la burla, el desprecio y la repulsa de quienes los rodean. También generará envidia en sus pares que no dudarán en clavarle un puñal por la espalda a la menor oportunidad. Si los demás le alaban, perfecto; pero nunca lo haga usted. Hable más de los demás que de usted. La modestia aquí es una virtud indispensable.



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