Errores actitudes que bloquean el avance laboral Parte 3: Hablar de más


Siempre que quiera impresionar a alguien con su facilidad de palabra, tenga en cuenta que mientras más diga, tanto más vulnerable será, más información dará y menos control de la situación tendrá.

Pareciera que no hace falta decirlo; pero el ambiente laboral es un ambiente lleno de competitividad, envidias y falsas amistades. El que diga lo contrario miente y le quiere vender la niebla típica de los libros de superación personal.

Como produndicé en el tema en el libro: "El arte del éxito y el poder del liderazgo", para el ser humano la percepción es más importante que la realidad, por lo tanto, el poder es un juego de apariencias y cuando usted dice menos de lo necesario parecerá más poderoso, grande e inteligente. La gente siempre quiere saber lo que otros están pensando. Si usted no revela nada, los otros no pueden adivinar sus intenciones ni el significado real de su conducta.

 Usted tiene dos oídos y una boca, úselos en esa proporción. El mejor negociador es aquél que habla menos de lo que escucha.

 En muchos aspectos de la vida, mientras menos diga, tanto más profundo y misterioso parecerá. Uno tiene más poder mientras más se calla la boca.

 En lo referente a sus intenciones es lo mismo. Desconcierte a la gente y manténgala en la mayor ignorancia posible, sin revelar nunca el propósito de sus acciones. Si la gente no tiene idea de lo que usted quiere lograr, les resultará imposible preparar una defensa.

 Uno de los tantos errores que cometió Adolf Hitler fue cuando publicó su libro Mein Kampf en 1925. En el libro declaraba abiertamente su intención de expandir el territorio alemán hacia el este, específicamente hacia la Unión Soviética. Por supuesto, en cuanto ascendió al poder en 1933, los soviets sabían lo que les esperaba y tuvieron el tiempo de preparar una defensa que terminó con las aspiraciones del dictador austriaco y fueron causa directa de su caída.

Dé falsas pistas, presente objetos de deseo que confundan a sus rivales, distráigalos de su objetivo primario.

 La mayoría de las personas son como un libro abierto. Dicen lo que sienten, manifiestan abiertamente sus opiniones a la primera oportunidad y revelan sus planes e intenciones. Por supuesto, es fácil y natural hablar sobre lo que uno siente y sobre los planes que tenemos para el futuro. Frenar ese impulso requiere un gran esfuerzo.

 Mucha gente piensa que siendo abierta y honesta se gana el afecto de los demás. Pero pensar esto es un error. Le da tiempo a los envidiosos de frustrar sus planes, de trabajar abiertamente para hacerlos fracasar. Es mucho más prudente medir lo que decimos. Simule desear algo que en realidad no le interesa y logrará despistar a sus enemigos, que cometerán errores de cálculo.

 Es necesario distraer la atención de nuestros rivales sobre nuestras verdaderas intenciones. En el ambiente de trabajo, siempre habrá muchos que deseen el puesto que usted ambiciona y harán todo lo necesario para bloquearle.

No haga intentos desesperados para mostrarle a los demás lo capaz e inteligente que es. La gran mayoría de las veces, navegar con bandera de inocente, o de menos capaz, da muchos mejores resultados. En su momento, sus rivales nunca sabrán que o quien los golpeó.

¿Ha oído alguna vez de un general que le revele sus planes de ataque al enemigo? Disimule sus propósitos y oculte sus progresos. No revele sus designios en toda su magnitud hasta que ya no haya forma de oponerse a ellos, es decir, hasta que el combate haya concluido. 

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[1] “Mi lucha”.

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