Una situación recurrente en las empresas privadas e
instituciones gubernamentales es el desconocimiento de las responsabilidades de
los mandos medios y directivos. Se confunden responsabilidades con
requerimientos o con obligaciones. El hecho de no saber cuáles son sus
responsabilidades es el generados de más del 90% de los problemas en las mismas
empresas. Este desconocimiento genera alta rotación, mal ambiente de trabajo,
desmotivación e improductividad.
Cuando se está a cargo de un grupo de personas, hay
tres responsabilidades que tiene que cumplir. Solamente tres. Si logra
realizarlas a satisfacción, usted será un buen jefe.
Responsabilidad
1: El ambiente de trabajo. Si en un grupo el ambiente es malo, hay mucha rotación, la gente está
desmotivada, la culpa es de quien los dirige. Por el contrario, si un grupo
tiene un buen ambiente, casi no hay rotación, la gente está motivada, el jefe
es el principal responsable.
No sólo se trata de apartar a las manzanas podridas,
se trata de evitar actitudes que dañan la motivación del personal. Entre las
más comunes encontramos las siguientes:
1. Nunca elogie los
progresos de su gente “para eso se les
paga”, y además “luego se
malacostumbran”.
2. Que su lema sea “si no estás de acuerdo, las puertas están
abiertas, al fin y al cabo, otros tienen necesidad del puesto”.
3. Nunca se interese por
los problemas personales de sus subordinados, “los problemas de casa, se dejan en casa”.
4. Presione a su gente,
“¡Todo urge!”, recuerde que las personas “sólo
trabajan si se les vigila constantemente, con un capataz que les ordene”.
5. Llámele la atención en público a su personal.
6. Si alguien termina su
trabajo antes de la hora, “Estimúlelo
para que haga otra cosa”. Faltando cinco minutos para finalizar la jornada,
pídale que haga un trabajo muy urgente.
7. Haga la mayor cantidad
de juntas posibles, y mientras más tarde mejor. Controle a su personal por
medio de juntas largas.
Si piensa en su vida
laboral, seguramente le han aplicado algunas de éstas. Y muy probablemente
también usted ha aplicado otras tantas. En los seminarios de liderazgo
identificamos 19 de este tipo de conductas que mata la iniciativa, el espíritu
y la colaboración del personal. No se sienta mal. Son errores comunes. Sólo
evite aplicarlos de hoy en adelante y tendrá un ambiente de trabajo cordial y
motivado.
Responsabilidad 2: Planear.
Aquel que planea, se evita el 70% de los problemas que tiene el que no lo hizo.
Planear no es sólo saber
qué vamos a hacer el próximo trimestre. Planear también es prever. Es ver cada
cosa que puede salir mal, para tener un plan B en caso de que así suceda.
También es plantearnos las
dos preguntas que hace Covey:
“¿Qué puede hacer usted,
que no esté haciendo ahora y que, si lo hiciera regularmente, representaría una
tremenda diferencia positiva en su vida personal?
¿Qué produciría resultados similares en su vida
profesional o en su empresa?
Hay que hacer notar que mientras más alto sea su
nivel jerárquico en la organización, más tiempo se le dedica a la planeación y
al control y menos a la operación.
Responsabilidad
3: Desarrollar a su personal. Este proceso es muy importante, ya que le permitirá
tener tiempo para la planeación y el control.
El error más común es el de creer que toda la
gente que depende de usted requiere el mismo tipo de jefe. O peor: pensar que
son ellos los que se tienen que adaptar a su personalidad: para eso es usted el
jefe.
El
colaborador que acaba de entrar a la empresa no requiere el mismo jefe que
aquel que lleva un año en la empresa y conoce perfectamente los procesos,
políticas y filosofías de la empresa.
Es
la tercera responsabilidad la que implica más trabajo, ya que hay que
identificar el grado de dominio en el que se encuentran sus colaboradores y, posteriormente,
determinar el nivel de supervisión, instrucción y relación humana que requiere
cada uno.
Por
poner un ejemplo, si hoy llegara alguien nuevo a la empresa, usted terminaría
el proceso un año después, en promedio. Sé que pareciera mucho esfuerzo; pero
lo vale y remunera con creces, ya que la rotación disminuirá considerablemente
y, por el contrario, la productividad aumentará potencialmente. Cada empresa
donde hemos trabajado para instaurar el proceso termina por hacerlo como norma.
Cuando
se conoce y se trabaja sobre éstas tres responsabilidades, muchos de los
problemas que se encuentran cotidianamente en las empresas se minimizan
considerablemente y, en muchas ocasiones, desaparecen por completo.
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