Regla de oro No 3

 
Rara vez las cosas salen exactamente como lo deseábamos

 Ésta regla es aplicable a todos los ámbitos de la vida del hombre. Por mucho que usted planee, por mucho que se esfuerce en no dejar nada al azar, siempre puede pasar algo que afecta el resultado final. Esto tiene una explicación muy clara: Las cosas no dependen exclusivamente de usted. En la gran mayoría de los casos, dependemos de que otras personas hagan lo que les toca en tiempo y forma. Pongamos un ejemplo muy común:

 Es lunes por la mañana, y su jefe le encarga el desarrollo de un proyecto. Después de informarle todas las incidencias del mismo, le pregunta:

 --¿Cuándo me lo entregas?

 Usted, haciendo cálculos mentales, calcula que lo tendría listo en cuatro días, así es que le indica:

 El viernes, a las 10:00, lo tiene en su escritorio.

 Yo le pregunto: ¿Qué va a pasar el viernes a las 09:00? Pues que va a estar ¡con el estrés hasta arriba! ¿Por qué? Porque no le entregaron los reportes que necesitaba para completar el proyecto, porque la impresora no funciona, o no encuentra el archivo en su computadora, etcétera.

 La verdad es que, cuando las cosas salen exactamente como queríamos, es más una excepción que una regla. Imagínese que llega el viernes a las 10:00 y le comenta a su superior.

Disculpe; pero fíjese que mi computadora tiene un virus y tengo que armar todo de nuevo… ¿podría entregárselo el lunes temprano?

 Probablemente la reacción que tendrá su jefe será:

 Tú me diste la fecha de entrega, y lo menos que espero es que me cumplas.

 Pero supongamos que, con todo y problemas, usted cumple y le entrega el proyecto a las 10:00. ¿Cuál es la reacción de su jefe?

 --Gracias, déjelo ahí por favor.

 Probablemente usted esperaría más después de haber pasado por tantos problemas para entregar su trabajo a esa hora; pero la verdad es que simplemente usted lo entregó cuando lo prometió.

 Recordemos la Regla de Oro No 1: “La percepción es más importante que la realidad”. Moraleja: Siempre dése un colchón de tiempo. De esta manera, si algo sale mal, usted tiene tiempo de rectificar y entregar o cumplir en la fecha pactada.

 Basados en lo anterior, lo correcto hubiera sido que usted le hubiera dicho desde un principio: “Se lo entrego el martes en la mañana”. Imagínese que llega el viernes en la tarde y entrega el proyecto. La reacción de su jefe entonces puede ser:

 --Oye, muy bien. ¡Qué eficiencia! Incluso antes de tiempo… ¡Así me gusta!

 En el peor de los casos, usted entrega el martes a las 09:00 de la mañana y no pasa nada.

Esta regla aplica no sólo para las entregas, aplica para todo. Muchos proveedores me prometen entrega en determinado día, y casi siempre sé que lo tendré un día o dos después. No sea tan optimista. Piense en el peor de los escenarios y a partir de ahí haga las promesas de entrega o los acuerdos.

 

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